La lavanda no solo es exquisita por su maravilloso aroma, sino por sus innumerables propiedades beneficiosas para nuestro organismo. La lavanda es una planta mediterránea que posee grandes propiedades cosméticas que se concentran en su aceite esencial extraído de las sumidades floridas del espliego (lavandula spica).
La lavanda fue una de las sustancias aromáticas favoritas de los romanos en sus actividades en las termas. De hecho, a los romanos les debemos su nombre “lavare”, es decir, “lavar”.
La aromaterapia moderna se definió como tal gracias a la lavanda, cuando un químico francés llamado Rene Maurice Gattefossé se quemó la mano y utilizó este aceite esencial para recuperarse, con un resultado tan sorprendente que a partir de entonces toda su vida se centró en el estudio terapéutico de los aceites esenciales.
Entre las propiedades de la lavanda se encuentra:
Sedante - La fama del aceite esencial de lavanda como magnífico relajante se extiende hasta las civilizaciones más antiguas, que ya la utilizaban en baños e inhalaciones para aliviar síntomas de nerviosismo, depresión o insomnio.
El tónico aplicado en el rostro tiene un efecto relajante.
Para pieles congestionadas, refresca la piel del rostro
Regenera la piel del cutis.
Hidrata la piel grasa y con acné.
Es un buen cicatrizante. Esta esencia nos ayudará a mantener la piel en un estado óptimo y a regenerar cualquier zona dañada por quemaduras, anomalías de la piel, acné, dermatitis o envejecimiento prematuro.
Calma la irritación después del afeitado.
Se utiliza principalmente como tónico para limpiar las pieles irritadas y con acné.
El aceite esencial de lavanda tiene la capacidad de reducir el dolor y la inflamación, especialmente cuando se trata de afecciones dermatológicas, dolores musculares o contusiones.
Se puede usar para purificar el cuero cabelludo.
Tiene un efecto en la piel purificante y equilibrante en pieles mixtas y grasas.
Te invito a que disfrutes de una experiencia de belleza natural y distinta.
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